martes, 22 de noviembre de 2016

METODOLOGÍAS ACTIVAS (Módulo III)


Antes de empezar con el trabajo del Módulo III, me gustaría hacer una invitación a vencer el miedo a lo nuevo en materia educativa. Existen muchas promesas o palabras vacías que quedan muy bonitas en los documentos de centro pero existe una  falta de intenciones. En algunos centros con docentes más mayores (no todos ya que hay quien mantiene la ilusión de cuando se empieza)  o con personal demasiado asentado en el puesto, los proyectos innovadores son vistos como algo que complican al profesorado justificándose en el interminable trabajo de lidiar con los alumnos, corregir trabajos, exámenes o  las dichosas programaciones. Les cuesta centrarse en el alumno, utilizar una metodología que emocione y que facilite un aprendizaje de esos que se hacen “sin uno darse cuenta”, que facilite un aprendizaje implícito-emocional de los que queda para toda la vida.


Los centros deben llenarse de vida con metodologías activas que logren esos aprendizajes de “sin darme cuenta he aprendido que…” tanto para los alumnos como para los maestros. Una metodología activa, tiene que incentivar y respetar la identidad propia del alumno, siendo éste su punto de partida y su foco de estimulación, individual y en grupo. De esta forma, se trabajan las Inteligencias Múltiples y no sólo la cognitiva comprendiendo los lenguajes del niño, las individualidades para su construcción personal (aparte de que transmitamos los conocimientos y se les evalúe con las dichosas pruebas). Para entender las identidades de nuestros alumnos viene muy bien recurrir al poema de Loris Magaluzzi del que pongo un estracto para tener siempre presente:

El niño
está hecho de cien.

El niño tiene
cien lenguas
cien manos
cien pensamientos
cien maneras de pensar
de jugar y de hablar
cien, siempre cien
maneras de escuchar
de sorprenderse, de amar
cien alegrías
para cantar y entender
cien mundos que descubrir
cien mundos que inventar
cien mundos que soñar.

El niño tiene
cien lenguas
(y además cien, cien, y cien)
pero se le roban noventa y nueve.

La escuela y la cultura
le separan la cabeza del cuerpo.

Le hablan:
de pensar sin manos
de actuar sin cabeza
de escuchar y no hablar
de entender sin alegría
de amar y sorprenderse
sólo en Pascua y en Navidad.

Le hablan:
de descubrir el mundo que ya existe
y de cien
le roban noventa y nueve.

Le dicen
que el juego y el trabajo,
la realidad y la fantasía,
la ciencia y la imaginación,
el cielo y la tierra,
la razón y el sueño,
son cosas
que no van juntas.

Le dicen en suma
que el cien no existe.

Y el niño dice:
En cambio el cien existe…..


Como maestra que desde niña quiso serlo, abogo por metodologías diferentes que hagan sentirse importantes a los alumnos y que sientan que lo que aprenden también lo es. Existen diferentes metodologías activas pero voy a comentar las que más se ajustan a mi estilo docente:



1.      Metodología por rincones: Es una metodología enriquecedora para ellos y para nosotros ya que permite atender a los distintos ritmos de aprendizaje que tenemos en el aula y por tanto a las necesidades individuales de nuestros alumnos. Exige tener una organización del aula con zonas muy delimitadas y claras así como tener actividades distintas para cada rincón. Ese mismo objetivo se puede conseguir en primaria por medio del aprendizaje cooperativo: El aprendizaje cooperativo trabaja la cohesión grupal, enriquece al grupo con aportaciones de alumnos menos  carismáticos, facilita que la monitorización guiando el que más control tiene sobre un tema a otro de forma indirecta y por tanto, permite mejorar la convivencia y cambiar los roles.



2.      Aprendizaje por proyectos: Puesto que fomentan la ilusión, la creatividad, emocionan y, por tanto, facilitan integrar los aprendizajes sin apenas esfuerzo. Los proyectos permiten aprender a los alumnos, a los maestros con los trabajos, vídeos, fotos,...que traen los niños y a las familias facilitando por tanto el tándem familia-escuela



3.      Trabajo de las emociones: Trabajar la mente sin trabajar el corazón, el alma del alumno, es carente de sentido y lleva a alumnos bloqueados, con conflictos emocionales que pagan ellos mismos y los compañeros. Obviamente, hay unos contenidos que enseñar pero la memoria sino está unida al alma se pierde a los dos días. Además, creo que un trabajo sobre las emociones, habilidades sociales, resolución de conflictos (guiada en Infantil) de manera temprana es preventiva de conflictos futuros.


He escogido metodologías activas más propias de Educación Infantil porque considero que esta etapa es la base de las posteriores y que aunque les veamos pequeños, son creativos, soñadores, tienen una mente abierta, tienen como vemos en el poema “100 lenguajes” y porque no pierden sus ganas de ilusionarse cada día con pequeños detalles cosa que es lo que debe darse en el Sistema Educativo.



En mis blogs personales se pueden encontrar más publicaciones: aprendodesdelaemocion.blogspot.com (relacionado más con temas de convivencia escolar) y simeinvolucrasaprendo.blogspot.com

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